SALUD ESPIRITUAL
-->
Salud espiritual es estar
consciente y pendiente del proceso de mi vida moral y emocional, todo
esto se fragua en el laboratorio mental que posee todo ser humano.
La vida y la existencia
humana nos plantean muchos interrogantes que pueden ponerse en
contexto dentro del marco de una vida espiritual. Ciertas formas de
espiritualidad, la religión y la fe, pueden encontrar tu conexión
contigo y con el mundo. Muchas personas se preguntan si la religión,
la oración y la espiritualidad tienen algún efecto positivo sobre
la salud del cuerpo y de la mente. En Vida y Salud te contamos más
acerca de este interesante tema.
Dicen
que la fe mueve montañas. Pero ¿puede la fe ser buena para la
salud? Por años y años esta pregunta ha surgido en los debates
científicos. Está claro que los seres humanos somos un todo
compuesto por cuerpo, mente y espíritu. Por eso, una entidad no
puede funcionar independientemente de la otra: si el cuerpo se
enferma, es porque algo en la mente y las emociones anda mal. Desde
que logramos tener uso de razón, la mayoría de nosotros nos
preguntamos por el sentido de la vida. “ ¿Por qué estoy aquí?”,
“ ¿cuál es mi misión en el mundo?” “ ¿qué pasa después de
la muerte?” son algunos de los interrogantes que todos nos hemos
planteado. Para responderlos y darle contexto a la vida, ha surgido
la espiritualidad.
Esta no necesariamente está ligada a una religión
o a un culto, sino que más bien nace de elegir una forma de
conectarse con uno mismo y con los demás y darle significado a la
existencia. Los científicos están de acuerdo en que la
espiritualidad y la fe tienen efectos positivos sobre la salud, pero
no precisamente porque se produzcan ‘milagros’ en el sentido
religioso de la palabra.
-->
Es muy importante para tener
salud espiritual estar consciente de que yo no soy la mente, saber
que la mente la debo considerar como una herramienta en mi proceso de
evolución y comunicación, entre una de sus tantas funciones, y no
que la mente me sirva para involucionar o para pervertirme.
Para poder ocuparnos realmente de
nuestra salud espiritual, es importante tener claro que el enemigo no
es la muerte. La muerte es un fin de ciclo necesario para que la Vida
misma siga su camino. El enemigo es el miedo. Lo único que hay que
temer es el temor. Mahatma Gandhi, un gran guerrero espiritual, decía
que la osadía es el primer requisito de la espiritualidad. Si no
desarrollamos el coraje de encarar los muchos miedos que se nos ponen
por delante, seguiremos viviendo de manera cobarde. “La cobardía
-dice Stephen Levine- es vivir de espaldas a la realidad, vivir como
si la muerte no existiera”
Si nuestro estado de ánimo es
sereno y conformado, las penas del cuerpo se llevan mejor. E
igualmente, cuando tenemos una buena escucha de nuestro mundo interno
y podemos hacernos cargo de nuestras emociones, podemos vivir las
dificultades con menos angustia y más comprensión. El cuidado y
desarrollo de esa actitud madura y benevolente para con nosotros
mismos -y si la tenemos con nosotros mismos, la tendremos con los
demás- es lo que llamamos “salud espiritual”.
Crecer interiormente requiere una
deliberación, saber qué es posible y ponernos a ello. Requiere
reconciliarse con aspectos de nosotros mismos, integrar todas las
experiencias que hemos vivido y acumulado; supone aprender a
envejecer, aprender a morir y recuperar el ser que somos. No es lo
mismo llegar a ser “un viejo sabio que un pobre viejo”. En la
sociedad en que vivimos, los ancianos no son casi respetados, porque
no somos “viejos sabios”, somos personas ancianas que hemos
permanecido fijadas en actitudes infantiles, resentidas, temerosas y
no somos un testimonio para los jóvenes de lo que es ser mayor. El
mayor necesita integrar los diferentes cuerpos para ver el nivel que
tiene de salud, analizar el estado de conciencia que tiene, ya que
tiene dentro una capacidad de bienestar, un testimonio de la vida del
que se puede aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario